¿Te has propuesto empezar a ir al gimnasio? Los gimnasios están continuamente llenos de novatos que pueden hacerse daño al realizar un mal movimiento. Una lesión cuando estás empezando a ir al gimnasio puede frenar tu progresión e, incluso, tus ganas de continuar entrenando. El deporte mal practicado aumenta el riesgo de lesiones, así que estate atento a este post. Te presentamos las lesiones más comunes al empezar en el gimnasio si no tienes conocimientos previos.
- Problemas de espalda: al realizar ejercicios de bíceps o peso muerto para trabajar cualquier grupo muscular, podemos provocarnos dolor de espalda si no mantenemos la postura correcta.
- Sobrecargas en el hombro: el hombro es uno de los pocos músculos que trabaja siempre, de forma indirecta, junto con los otros músculos del tronco superior del cuerpo. Por ello, al realizar mal cualquier movimiento, el hombro tiene muchas probabilidades de verse afectado.
- Contracturas en el cuello: sobre todo, al trabajar el hombro y el trapecio, podemos sufrir una contractura en la zona de la nuca si no hemos estirado antes bien el cuello, con movimientos de arriba a abajo y de izquierda a derecha.
- Tendinitis: como consecuencia de la edad, y a través de la práctica deportiva, podemos llegar a sufrir un fuerte dolor en los tendones al hacer determinados movimientos.
- Lesiones de rodilla: al hacer sentadillas, muchas son las personas que no realizan bien la técnica y adelantan las rodillas a la punta de los pies. También es usual el exceso de peso en la prensa para cuádriceps. Podemos sufrir esguinces e, incluso, roturas.
¿Cómo prevenir las lesiones al empezar en el gimnasio?
Al empezar en el gimnasio, muchas personas desconocen la correcta técnica de los ejercicios o algunos procedimientos antes, durante y después del entrenamiento que nos ayudarán a evitar lesiones de distintos tipos. Puede que este sea uno de los consejos para empezar en el gimnasio más útiles.
- Calentar adecuadamente: Unos diez minutos pedaleando en la bicicleta estática, corriendo en la cinta o subidos a la elíptica nos permitirán empezar el entrenamiento sin los músculos demasiado fríos para ejecutar todos los movimientos. ¡Suda un poquito antes de empezar!
- Estirar: además de calentar, debemos estirar antes y después del entrenamiento, en especial, los grupos musculares que se trabajen ese día. Los estiramientos también nos ayudarán a a ser más flexibles y es uno de los beneficios de ir al gimnasio. En muchos gimnasios, hay carteles indicativos en las paredes para aprender qué músculos estirar y cómo hacerlo.
- Beber agua: beber mucha agua mientras entrenamos evita que se produzcan roturas fibrilares, tendinitis o daños en las articulaciones. Los fisioterapeutas y médicos recomiendan la correcta hidratación durante cualquier práctica deportiva, en parte, para prevenir estas lesiones. Además, nos ayudará a impedir los desmayos, los golpes de calor y los mareos.
- Conocer tus límites: no debes levantar más peso del que te permita realizar correctamente los movimientos, ya que una mala ejecución puede dañar el tejido muscular implicado. No quieras convertirte en un experto del fitness antes de tiempo porque una lesión retrasaría ese sueño. Es mejor ir paso a paso.
- Evitar las sobrecargas: si deseas mejorar y superarte día a día, más vale que lo hagas progresivamente. Si pasas rápidamente a levantar las mancuernas más pesadas del gimnasio, puedes llegar a sufrir una sobrecarga muscular. Es fácil que suceda, sobre todo en los hombros y el cuello cuando realizas ejercicios de tronco superior.
No caigas en las lesiones más comunes que te hemos presentado y sigue nuestras recomendaciones para evitarlas.Además, tu monitor puede mostrarte rutinas de readaptación para conseguirlo.
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