La apiterapia consiste en la aplicación terapéutica de la miel de abeja y de algunos de sus productos derivados, como el polen, el propóleo, la jalea real, e incluso el veneno de la abeja.
A través de los años, la miel de abeja ha adquirido gran popularidad por sus beneficios en tratamientos contra la artritis y otras enfermedades regenerativas.
Se cree que esta cura se realizaba, originariamente, en la china antigua, existiendo registros de su práctica en los textos de Hipócrates, en algunos pasajes del korán e incluso en la biblia.
Recientemente, los estudios de carácter formal con respecto a los alcances de la apiterapia, han encontrado en ella propiedades antiinflamatorias, analgésicas e inmunoestimulantes.
La miel cruda es considerada efectiva en afecciones que pueden ser internas (constipación, insomnio, obesidad) o tópicas (golpes, dolor). También, posee encimas antibacteriales, siendo útil para utilizar en el vendaje de heridas profundas o superficiales.