El envejecimiento, si bien no puede ser detenido, puede ser retrasado siguiendo un estilo de vida saludable. Para empezar, es necesaria una buena alimentación, consumiendo frutas, verduras, pescados, carnes blancas y frutos secos; además de grasas buenas y antioxidantes. También es recomendable hacer ejercicio regularmente, mantener el estrés alejado y conservar un buen estado de ánimo.