Disfagia y esofagitis: Principales diferencias y cómo adaptar la alimentación

Diferencias entre disfagia y esofagitis

La disfagia y la esofagitis son dos condiciones médicas que afectan el esófago y que dificultan comer. ¿Qué diferencias presentan y cómo se puede adaptar la alimentación para hacer frente a este tipo de dolencia? ¡Lo analizamos a continuación!

¿Qué es la disfagia nerviosa?

La disfagia nerviosa se refiere a la dificultad para tragar alimentos, tanto sólidos como líquidos. Es una enfermedad que está caracterizada por el constante miedo de ahogarse al comer. Esta sensación está provocada por la tensión que generan los nervios y puede surgir a todas las edades.

El principal problema de la dolencia es que las personas no están tranquilas al momento de comer y puede derivar en el odio a la comida, cuando debe ser un momento de placer y tranquilidad.

Consecuencias de la disfagia

La disfagia genera una serie de consecuencias:

  • Pérdida de peso: Al no poder comer con normalidad, se puede producir una pérdida de peso.
  • Dificultad para comer sólido: Genera un rechazo a ciertos alimentos, sobre todo aquellos que son sólidos o cuentan con texturas que dificultan el proceso de comer.
  • Deshidratación: Otro aspecto a considerar es que puede generar deshidratación al no poder comer con normalidad. Y es que, en algunos casos, la persona puede hasta atragantarse con su propia saliva.

Soluciones y claves

Se pueden aplicar ciertas técnicas de relajación vinculadas con la psicología y la logopedia para reducir la ansiedad y el trastorno nervioso. Trabajar en situaciones alejadas del momento de comer ayudará a aprender a que la persona se relaje y mejore el proceso de tragar durante las comidas. Una dieta personalizada también será clave para permitir una alimentación adecuada y adaptada a la persona.

¿Qué es la esofagitis?

La esofagitis eosinofílica es una enfermedad del sistema inmune, en la que un tipo de glóbulos blancos se sitúan en el esófago y generan inflamación en esta zona del estómago. Ello causa una dificultad para tragar y causa un bloqueo de la comida durante el proceso de comer.



Puede surgir tanto en adultos como en niños y sis principales síntomas son la dificultad de deglutir, el dolor torácico, el reflujo de los alimentos y que la comida permanezca bloqueada al comer.

Diferencias entre la disfagia y la esofagitis

Mientras que la disfagia es la dificultad para tragar, la esofagitis se trata de una inflamación del esófago que puede provocar síntomas de disfagia y otros problemas relacionados con la deglución. Ambas condiciones pueden estar conectadas, ya que la esofagitis crónica por reflujo puede dar lugar a disfagia debido al daño causado en el esófago.

La importancia de adaptar la alimentación

Los síntomas de disfagia o esofagitis conllevan muchos problemas a la hora de comer. Por ello, ante esta situación, acudir a un profesional y adaptar la alimentación de forma adecuada será una herramienta esencial para que las personas que padecen estas dolencias puedan llevar una dieta segura y óptima a nivel nutricional. 

Este tipo de menús deben estar individualizados según el grado que se tenga de la enfermedad, la tolerancia que se tenga a cada textura de los alimentos, los hábitos alimenticios y las necesidades nutricionales que tenga cada persona.

¿Qué alimentos se deben evitar?

A su vez, es importante determinar los alimentos que se deben evitar y aquellos que se pueden incluir en la dieta. Por un lado, debemos eliminar los alimentos que incluyan piel y semillas, así como aquellos que cuenten con una elevada cantidad de agua y su textura sea crujiente o pegajosa. 

¿Qué alimentos son los más recomendados?

Hay algunos alimentos que, en cambio, se deben incluir en la alimentación debido a que son más fáciles de comer y procesar. Son los siguientes y se pueden consumir de varias maneras:

  • Cereales: Se pueden comer en forma de cremas o purés. Por ejemplo, una buena opción es el porridge de avena.
  • Legumbres: En crema, puré o salsas.
  • Huevos: Hay varias formas de comer huevos, tanto en tortilla, revueltos, cocidos y fritos.
  • Pescados: Es esencial que sean sin piel, sin espinas y cocidos.
  • Carnes: Las carnes jugosas son la mejor opción y se pueden comer en carne picada, así como albóndigas y hamburguesas.
  • Verduras: Tanto cocidas como en cremas y puré.
  • Frutas: La mejor opción es que sean trituradas y en almíbar.
  • Lácteos: Los yogures, quesos tiernos y en formato crema cuentan con una textura más fácil de asimilar.

Con estas claves, entenderás la diferencia entre la disfagia y la esofagitis y cómo se debe adaptar la alimentación para sobrellevar mejor este tipo de enfermedad.