Muchas personas me dicen: “no consigo adelgazar, como demasiado”. Pero no pueden evitar volver a llenar el plato de comida porque cuando quieren darse cuenta su plato está vacío y ellos todavía no están llenos.
Lo que siempre contesto yo en estos casos es lo siguiente: no importa tanto el “cuánto” comemos sino el “cómo” lo comemos. Y es que está comprobado que comer despacio puede ayudar a adelgazar.
Cuando nos alimentamos sin prisa no sólo disfrutaremos más de la comida que tenemos delante sino que, además, podremos percibir esa sensación de satisfacción con menos comida. Es decir, con sólo comer más despacio ingerimos menor cantidad.
El problema está en que es muy fácil que se nos olvide comer con mayor tranquilidad. Por eso, desarrollé lo que llamo la Técnica del Reloj para comer menos cantidad sin renunciar a sentirnos satisfechos.
Paso 1: Dibuja un reloj en un post-it y pégalo donde sueles comer
Puedes pegarlo en la nevera de casa o en la oficina del trabajo siempre que esté en un sitio visible a la hora de comer. Este reloj servirá como recordatorio de que debes utilizar la técnica del reloj en tu comida.
Paso 2: Añade 5 minutos más a tu comida de lo que es habitual
La mayoría de personas suele comer en 10 o 15 minutos, dependiendo de si están solos o acompañados. Así que una buena marca para empezar sería comer en 20 minutos. En cualquier caso, puedes cronometrar tu comida para ver cual es tu marca personal.
En este paso 2 lo que hacemos es alargar nuestra comida durante 5 minutos. Quizás parezcan pocos y si te resulta demasiado sencillo alcanzar la nueva marca entonces añade otros 5 minutos más. Para medir estos tiempos te recomiendo usar un cronómetro de reloj o el que suele venir incorporado en cualquier smartphone.
Paso 3: Elige tu anti-recompensa
Cada día que no cumplamos con nuestro propósito de hacer las comidas más largas entonces tendremos una anti-recompensa o “castigo”. Para elegir esta anti-recompensa hay que buscar algo que realmente nos fastidie: levantarnos más temprano, limpiar el baño, donar 100 euros a un equipo al que no apoyamos, etc.
Como ejemplo personal, utilizo como anti-recompensa levantarme más temprano. Así, cada vez que voy a comer pongo el cronómetro en marcha. Cuando acabo de comer, miro si he cumplido mi marca. Si no lo he hecho y, por ejemplo, me han quedado 5 minutos para llegar a ella entonces apunto esos 5 minutos. Lo mismo lo hago para la cena y cualquier otra comida que considere.
Al final del día, tengo 5 minutos de la comida + 3 minutos de la cena + 2 minutos del snack. En total, 10 minutos. Así que adelanto mi despertador 10 minutos y, créeme: se notan.
Por supuesto puedes adaptar esta técnica a cualquier anti-recompensa y, siempre que te comprometas a respetarla, tendrás en tu arsenal una arma muy poderosa para comer menos cantidad pero disfrutando más de la comida.