Barefoot es un término inglés que significa “descalzo”. La técnica del Barefoot running consiste precisamente en esto: correr sin zapatillas. Los defensores de este tipo de running tan peculiar, barefoot running, argumentan que las zapatillas de correr modifican la forma en la que andamos o corremos, de manera que alteran la postura natural del cuerpo cuando efectuamos estas actividades y, por tanto, condicionan el trabajo de nuestros músculos y articulaciones.
Cómo empezar a correr descalzo
Qué es el Barefoot running
El Barefoot running es una técnica que consiste en salir a correr descalzo, es decir, sin el soporte artificial de las zapatillas tradicionales, con el objetivo de dejar que los pies y sus articulaciones efectúen su movimiento natural.
Antes de comenzar a practicar barefoot running, es aconsejable realizar ejercicios dirigidos a fortalecer las pantorrillas y el arco del pie, así como un periodo de adaptación para evitar lesiones y prevenir posibles dolores o molestias.
Beneficios del Barefoot running
Practicar running descalzo es una moda cada vez más afianzada entre algunos runners. Diversos estudios afirman que entre los beneficios del barefoot running está el aumento del equilibrio, la elasticidad, la estabilidad en el apoyo medio y la cadencia. Además, los corredores descalzos tienden a apoyar los pies de forma más suave sobre la superficie, lo cual permite reducir el impacto de los metatarsos durante la actividad.
Las zapatillas de running son consideradas esenciales en la amortiguación, el soporte y el control de pronación y supinación de las piernas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el calzado influye notablemente en el ángulo natural de apoyo del pie. Al correr sin zapatillas, obligamos a los músculos de los pies y de las piernas a activarse y trabajar para absorber el impacto, realizar la transición de la pisada, y responder al impulso.
Otro de los beneficios del barefoot running es, precisamente, que permite fortalecer los tobillos. Nuestras extremidades inferiores entran en juego, lo cual nos permite realizar un ejercicio más completo y, sobre todo, distribuir el esfuerzo de una forma equilibrada.
