La ducha ciclónica es una ducha a presión que alterna el agua caliente con la fría. Sus chorros son aplicados sobre zonas específicas del cuerpo, desde los pies a la cabeza.
En los spas, y especialmente en los balnearios, se aplican estas duchas con el fin de estimular el sistema nervioso, relajando el cuerpo y la mente.
Asimismo, sus efectos terapéuticos comprenden la estimulación del sistema circulatorio, el fortalecimiento óseo y la recuperación acelerada de determinadas lesiones.
Es recomendable que el paciente se tome una ducha tibia o caliente, antes de iniciar la terapia. La sesión con la ducha ciclónica dura alrededor de 5 minutos. Si desea el paciente puede tomarse un descanso de 10 a 15 minutos y repetir la terapia.
Aunque no presenta efectos adversos en ningún tipo de persona, es preferible no realizarla hasta dos horas después de la última comida. Las sesiones siempre se llevan a cargo de un especialista en estos sistemas terapéuticos.