5 trucos para curar tus lesiones musculares leves

Cómo curar lesiones musculares leves



Pocas son las personas que se dedican al deporte y no han sufrido nunca ninguna lesión por pequeña que sea. Unas de las más frecuentes son las de tipo muscular y se pueden producir durante el entrenamiento, así como en el transcurso de una competición. Como las más leves suelen permitirnos seguir haciendo vida normal, muchas veces no les prestamos la atención necesaria. Sin embargo, una apropiada rehabilitación evitará que se vuelvan a repetir, y algunos trucos para curar tus lesiones musculares leves, entre los que se encuentra el uso de pomadas como Fisiocrem, son de gran utilidad para aliviar sus molestias. Los veremos en detalle a continuación.

Tipos de lesiones musculares leves

Aunque la tipología de lesiones musculares es amplia y variada, dentro de las consideradas leves y frecuentes se encuentran las siguientes:

  • Las agujetas: se presentan como un dolor muscular que surge al día siguiente o al cabo de 48 horas de haber realizado deporte. En general, las agujetas se producen cuando la carga del ejercicio físico es superior a la que estamos acostumbrados a asumir. Forman parte del proceso de adaptación. Por eso, si se continúa realizando deporte con moderación el organismo acabará acostumbrándose y las agujetas desapareciendo.
  • Los calambres: se trata de contracciones que surgen de manera involuntaria y suelen causar dolor muy intenso, pero su duración no suele superar más de un par de minutos. En general, se manifiestan al principio de la práctica deportiva, cuando se nos ha olvidado calentar antes de un entrenamiento para que los músculos estén preparados, o al final de la misma, cuando nos encontramos fatigados o con síntomas de deshidratación.
  • Las contracturas: producidas en una parte concreta del músculo, las contracturas no acostumbran a desaparecer espontáneamente. De hecho, cuanta más movilidad intente ejercerse en esa zona más dolor se experimentará. Existen dos tipos de contracturas: por sobreesfuerzo o por defensa. En muchos casos, su cura pasa por los cuidados fisioterapéuticos que permiten descontracturar la zona afectada, en la que el paciente experimenta una sensación de desgarro o de bloqueo con un fuerte dolor de fondo al intentar realizar movimientos.

5 trucos para reponerte de tus lesiones musculares con éxito

Para su cura, existen diversas técnicas que varían en función del tipo de lesión, de la gravedad y de la persona, etc. Para las lesiones leves suelen aplicarse las siguientes soluciones:

  1. Descanso de la zona afectada: el reposo es siempre una buena ayuda para que nuestros músculos se rehabiliten y reactiven. No obstante, en función de la molestia éste deberá ser mayor o de menor duración. Como se precisaba anteriormente, en el caso de las agujetas, su desaparición viene casi de manera natural y para ello no tiene por qué ser impedimento la práctica de deporte. Eso sí, nunca sin realizar sobreesfuerzos. En el caso de las lesiones de tipo leve, las personas que lo sufren pueden caminar y mover sus brazos a pesar del dolor muscular.
  2. Uso de cremas antiinflamatorias: como hemos avanzado al principio, las pomadas masaje son con frecuencia una ayuda muy eficaz para superar los dolores musculares. Se pueden encontrar tanto en la farmacia de nuestro barrio como en la farmacia online. Para su aplicación, estas cremas de farmacia suelen utilizarse sobre la zona afectada, limpia y seca. Debe extraerse una pequeña dosis sobre las yemas de los dedos índice y corazón y comenzar a aplicarla con un suave masaje sobre la zona afectada. Se pueden utilizar sobre la superficie de la piel y nunca en zonas donde se encuentren mucosas. Es importante también fijarse en si hay alguna herida en la zona, ya que la crema podría infectarla.
  3. Aplicación de frío: en algunos casos, la aplicación de frío puede ayudarnos a calmar el dolor de una lesión muscular. Lo más cómodo es utilizar cubitos de hielo o bolsas de gel diseñadas especialmente para la aplicación de calor. En el caso del uso del hielo, deberá evitarse el contacto directo con la piel, para que esta no se vea afectada. Durante las primeras 72 horas no es aconsejable aplicar calor, ya que podría empeorar la lesión. En caso de que el calor fuese indicado por nuestro médico, podría aplicarse mediante mantas eléctricas, bolsas de agua caliente, bolsas de semillas calentadas…
  4. Una buena alimentación: una dieta rica en vitamina A, C, ácidos grasos omega 3, zinc, antioxidantes y proteínas ayudan a acelerar el proceso de sanación. El pollo, las nueces, los cítricos… son algunos de los alimentos que contienen estos elementos. Los tratamientos naturales a base de alimentos como el jengibre, el sauce o la cola de caballo pueden ayudarnos a que el proceso de mejora sea más rápido de lo previsto.
  5. Elevar la zona afectada: para ello, podemos emplear almohadas, cojines, mantas o cualquier otro objeto que nos facilite ganar más altura. Es aconsejable también que elevar la zona afectada no nos produzca incomodidades o tensión en otra parte de nuestro cuerpo, para no arriesgarnos a sufrir otra lesión muscular. En los casos en los que seamos incapaces de elevar esa zona, debemos por lo menos intentar que se mantenga paralela al suelo.

Por supuesto, la mejor recomendación es que al tiempo que pones en práctica estos trucos acudas a la consulta de un médico que determine el alcance de la lesión, por si hubiese que tomar otras medidas adicionales.