El agua está compuesta por minerales diversos, que poseen múltiples beneficios para el ser humano. Las curas hidroterapéuticas producen efectos diuréticos, muy útiles en cuadros inflamatorios de las vías urinarias, cistitis y uretritis.
Los minerales de estas aguas ayudan a combatir afecciones gástricas, como la gastritis, estados hipersecretores y dispepsia. Los efectos de la terapia se encontrarán supeditados a la química del agua, la duración del tratamiento y el estado de salud de cada paciente.
Según sus propiedades y componentes, las aguas mineromedicinales se pueden clasificar en ciertos grupos. Las aguas cloruraradas son ricas en sodio, magnesio y calcio. Sirven como estimulantes de múltiples funciones orgánicas.
Se recomiendan en tratamientos contra el reumatismo, afecciones respiratorias crónicas y estados de agotamiento psicofísicos. Las aguas sulfuradas contienen azufre bivalante y ácidos polisulfídricos, minerales de gran capacidad antioxidante y efectivos en tratamientos dermatológicos.
Otros grupos los conforman las aguas bicarbonatadas, sulfatadas, ferruginosas, carbogaseosas, etc.