¿Se puede comer jamón en una dieta sana?

¿Es saludable el consumo de jamón?

El jamón es uno de los productos estrella de la gastronomía mediterránea. La fama de este manjar ha trascendido nuestras fronteras y los más prestigiosos restaurantes de cocina internacional lo incluyen en sus selectas cartas.

Sin embargo, es un alimento que provoca susceptibilidades en muchos deportistas, ya que se le atribuyen propiedades indeseadas, principalmente derivadas de su contenido en grasa y sal. En el bando contrario, abundan los nutricionistas y profesionales médicos que ensalzan las propiedades saludables del buen jamón.

De este modo, los expertos en nutrición explican que el jamón es saludable siempre que no desplace a otros alimentos también beneficiosos para nuestra salud. En este caso, lo más recomendable es comprar jamón de buena calidad, como ofrece la Nevera Española.

Pero, además, también es importante tener en cuenta cómo debe ser la dieta de una persona deportista. A continuación, ¡comentamos las claves!

La alimentación del deportista

La dieta del deportista varía en función del tipo de deporte que practique. Es decir, si son disciplinas aeróbicas, anaeróbicas o una combinación de ambas. También influye si la práctica deportiva es recreativa, profesional o responde a objetivos concretos de desarrollo muscular o mejora de la condición física.

Igualmente, el régimen alimenticio variará dependiendo de las circunstancias: un mismo deportista no se alimentará de la misma manera en los períodos de pretemporada, entrenamiento o competición.

No obstante, salvo en algunos casos muy concretos, lo más habitual es que la aportación de nutrientes en la dieta diaria de un deportista se sitúe en torno a los siguientes valores promedio:

  • 60 % de hidratos de carbono
  • 25 % de grasas
  • 15 % de proteínas

Es decir, aunque los hidratos de carbono sean los pilares que sustentan el edificio orgánico del deportista, la construcción no se mantendrá en pie sin el necesario aporte de grasas y de proteínas.

La grasa, necesaria para llevar una dieta sana

Es muy habitual encontrarse con deportistas que son reacios a la ingesta de grasas y muy proclives al suministro de suplementos dietéticos. Esta circunstancia es más frecuente en ciertos deportes específicos estrechamente ligados al desarrollo muscular.



Una de las características del jamón que más contribuyen a que algunos deportistas se abstengan de consumirlo es, precisamente, su presunto alto contenido en grasas. No obstante, la grasa no solo es necesaria en la dieta de los deportistas, sino también en la de las personas que no practican ningún deporte.

Incluso en las dietas de adelgazamiento, es recomendable no prescindir totalmente de las grasas, a fin de facilitar un equilibrio orgánico que evite el temido "efecto rebote".

Grasas buenas y grasas malas

Independientemente de que nuestro organismo precise de un aporte de grasas adaptado a nuestra actividad cotidiana, tenemos que ser cuidadosos con las mismas. No todas las grasas son iguales. Algunas son grasas saludables para el organismo, otras son necesarias y también las hay que son directamente perjudiciales. Analicemos las diferencias entre los distintos tipos de grasas:

Grasas hidrogenadas

También denominadas grasas "trans", son consideradas "grasas malas". Se trata de grasas líquidas, normalmente de origen vegetal, sometidas a un proceso de hidrogenización que las convierte en grasas sólidas.

Son grasas muy versátiles a la hora de proporcionar esponjosidad a la bollería y aptas para lograr texturas agradables y estables en salsas, gelatinas y similares. Por eso, son muy utilizadas en la fabricación de repostería industrial, así como en la elaboración de productos alimenticios ultraprocesados.

Las grasas hidrogenadas no son necesarias para el organismo, disminuyen los niveles de colesterol bueno (HDL) y aumentan los del colesterol malo (LDL), elevando el riesgo de padecer enfermedades coronarias.

Grasas saturadas

Hasta hace unos años eran consideradas estrictamente como "grasas malas". Pero, actualmente, se consideran grasas necesarias para el organismo, por lo que se recomienda su consumo en cantidades moderadas.

Son grasas de origen natural y se encuentran principalmente en la leche y sus derivados, en la carne roja de vacuno, cordero y cerdo y en algunos aceites vegetales como los de palma y coco. Aunque las grasas saturadas son necesarias, una dieta desequilibrada en la que se ingieren en exceso produce efectos negativos.

Grasas monoinsaturadas

Son consideradas "grasas buenas" o saludables. Sus efectos más destacados en el organismo son la reducción del colesterol malo (LDL) y la modulación de los niveles de insulina y glucosa en la sangre. Una de las principales fuentes de grasas monoinsaturadas es el aceite de oliva.

Grasas poliinsaturadas

Como en el caso anterior, se trata de grasas con propiedades saludables. Los ácidos grasos omega-3 y omega-6 son las grasas poliinsaturadas más conocidas por el gran público. Además de influir positivamente en el equilibrio del colesterol malo (LDL) y el colesterol bueno (HDL), son nutrientes esenciales para el buen funcionamiento de los sistemas nervioso, cardiovascular e inmune.

Se encuentran principalmente en los frutos secos y los pescados grasos y muy especialmente en el salmón. Las grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas no solo son imprescindibles, sino que están comprobados sus efectos positivos en la salud de las personas.

El jamón: fuente de proteínas, grasas saludables y minerales esenciales

El jamón es una excelente fuente de proteínas de alta calidad, de grasas beneficiosas y de minerales necesarios para nuestro organismo. Consumido en solitario, el jamón es un auténtico manjar. Y añadido a otros ingredientes, es capaz de realzar el valor gastronómico de cualquier plato.

Recetas saludables con jamón

Comentamos algunas ideas de recetas con jamón para complementar nutricionalmente a otros alimentos que aportan pocas proteínas o grasas:

Ensaladas con jamón

La ensalada vegetal es un plato que admite cualquier complemento. Igual que añadimos frutas, huevo, o pescados ahumados y en conserva, una buena idea es dotar a nuestras ensaladas de proteína utilizando jamón. Bien al natural o previamente sofrito, el jamón convertirá cualquier ensalada en un plato apetitoso.

Gazpacho o salmorejo con tacos de jamón

Una forma de incorporar vegetales a la dieta es la elaboración de un sabroso gazpacho o salmorejo, altamente vitamínicos y ricos en fibra e hidratos de carbono. Añadiendo una dosis adecuada de taquitos de jamón, serán más apetitosos para el paladar y estos dos platos de base vegetal serán nutricionalmente más completos.

Salteado de verduras con jamón

Lo mismo podemos decir de los salteados de verduras variadas. Podemos añadir un buen jamón ibérico y disfrutar de un plato sabroso y completo.

Cazuela de guisantes con jamón

Esta es una combinación que asegura una proporción casi perfecta de hidratos de carbono, proteínas de calidad y grasas. Al valor proteico del jamón, se une el del nutritivo guisante, uno de los pocos alimentos vegetales que aporta proteína de alta calidad.

En resumidas cuentas, no solo es posible comer jamón en una dieta sana, sino que resulta muy saludable si se consume con moderación y junto a otros alimentos saludables.