Como se sabe, el músculo de mayor importancia en nuestro organismo es el corazón, el cual se fortalece y pierde grasa, solo al momento de realizar ciertas actividades físicas o ejercicios que nos permitan transpirar.
Asimismo, cada latido que desarrolla el corazón al momento de ejercitarlo se convierte más potente y puede trasladar mayor cantidad de sangre al resto del organismo, permitiendo una buena respiración con lo cual se mejora la economía y la eficacia de nuestro músculo motor.
Por la misma razón, aumenta el calibre de las arterias coronarias, causantes de muchos de los problemas del sistema cardiovascular, ayudando así al sistema respiratorio a ser más eficaz en el trasporte y retorno del aire.
De igual forma, la actividad deportiva reduce la tensión arterial, por lo que todo el organismo sale beneficiado, fortaleciendo así todos los músculos y también los que se encargan de llenar y vaciar de aire los pulmones, haciendo que en cada respiración podamos tomar más aire con menos gasto energético.
De esta manera, la respiración se vuelve más eficiente, aumentando la oxigenación y reduciendo el estrés de estos músculos respiratorios, así como también nuestra capacidad pulmonar.
Además, aumenta la superficie de transmisión del oxigeno a la sangre y limpia nuestros pulmones, produciendo una mayor capilarización y un mayor número de alvéolos en funcionamiento.