La constancia en el deporte es importante para progresar, pero los cambios pueden venirte muy bien a la hora de mejorar y lograr un objetivo. Si te planteas cuándo variar tu rutina de entrenamiento, presta atención a estas señales que indican que ha llegado el momento.
Los entrenadores coinciden en que repetir, una y otra vez, los mismos ejercicios puede resultar monótono y poco efectivo. Como norma general, aconsejan no mantener una misma rutina por más de dos – tres meses, pero cada persona es distinta y no siempre está claro cuándo introducir modificaciones en el entrenamiento que realizas.
Esos cambios favorables pueden ser muy diversos. Incorporar intervalos de alta intensidad (HITT) en entrenamientos de natación, ciclismo o running; variar de ejercicios, cambiar de actividad, combinar cardio y fuerza, modificar tiempos de entreno, trabajar con nuevas máquinas en el gym, trabajar con más peso o número de repeticiones… las opciones son múltiples pero lo importante es detectar, en el momento oportuno, los indicios que apuntan a que debes variar tu rutina. ¡Sigue leyendo!
Señales que avisan de un cambio necesario en tu manera de entrenar
Cualquier plan de entrenamiento semanal ha de ser personalizado. No hay rutinas buenas o malas en sí mismas, porque la mejor es aquella que se adapta a tus necesidades y te ayuda a conseguir tus metas. Los tiempos son siempre relativos, pero hay cuatro señales inequívocas que avisan de que modificar tu rutina es una prioridad:
1. Falta de motivación
Si disfrutas con el deporte pero últimamente entrenar te parece un plan muy poco apetecible, está claro que algo falla. Una rutina repetida semana tras semana puede convertirse en un verdadero aburrimiento. Te sabes los ejercicios de memoria y no ves en ella aliciente alguno para repetirla una vez más. Si esto te ocurre, sin duda, debes cambiar tu forma de entrenar para encontrar la motivación que te falta.
Si corres en asfalto, dedica un día a descubrir un nuevo recorrido por campo o prueba a combinar el running con otros deportes o actividades (natación, yoga, Pilates…). Si entrenas fuerza, prueba con nuevos ejercicios o pesos que te supongan un reto… La motivación es clave para esforzarte en la actividad deportiva. Si no la encuentras es momento de cambiar tu rutina de entreno.
2. Poco tiempo y poco esfuerzo
No te acomodes, porque hacer tu rutina no te cuesta nada, debes introducir variables para que realmente sea eficaz. Suele ocurrir con personas que se inician en la actividad deportiva partiendo de una primera rutina que, a las pocas semanas, se les queda “corta”. Por supuesto, hay que empezar poco a poco, pero si notas que entrenar no te supone esfuerzo alguno, debes pasar de nivel y establecer los cambios necesarios para que tu trabajo realmente te aporte beneficios y mejoras en tu forma física.
3. Estancamiento
El cuerpo se acostumbra a un determinado nivel de esfuerzo y cada vez gasta menos “combustible” (calorías y grasas) en alcanzarlo. Cuando esto ocurre, hablamos de estancamiento porque los entrenamientos que realizas en este punto, no te aportan nada nuevo. Sea cual sea tu objetivo: perder peso, aumentar el volumen de tus músculos, ganar potencia y resistencia en carrera, quemar más grasas… Si detectas que en las últimas semanas no ha habido progreso alguno, ésta es la señal más clara de que debes cambiar tu rutina de entreno.
4. Dolores y molestias
Sentido común que no conviene olvidar para cambiar de rutina de entrenamiento. Es normal, cuando inicias un tipo de entrenamiento determinado, tener agujetas o sentir tus músculos doloridos tras el esfuerzo (se están recuperando), pero si transcurridas las primeras semanas tienes molestias serias o dolores, tal vez, la rutina elegida no se adapte a tus condiciones físicas por lo que, lógicamente, debes hacer caso a los avisos que te da tu cuerpo y modificar tu rutina de entreno para quedarte únicamente con los beneficios para tu salud que implica la actividad deportiva.
