La importancia de los micronutrientes en la alimentación

la importancia de los micronutrientes

Que no nos engañe su nombre. Aunque se llamen micronutrientes, su función es esencial para que nuestro cuerpo reciba y utilice todos los nutrientes necesarios para funcionar; y no tienen nada que envidiar a los macronutrientes, por mucho que las diferencias entre micro y macro nos puedan inducir al error. De hecho, se llaman micronutrientes porque los necesitamos en cantidades muy pequeñas, mientras que nuestro cuerpo necesita cantidades mucho mayores de macronutrientes.

Principales micronutrientes

A la hora de hablar de micronutrientes tenemos dos grandes tipos: los minerales y las vitaminas. Entre los minerales destacan el sodio, el potasio, el calcio, el fósforo, el cloro y el azufre, de los que el cuerpo pide más cantidad que, por ejemplo, de hierro, flúor, yodo, níquel, litio o selenio. Como todos los nutrientes, podemos conseguirlos a través de una alimentación sana, equilibrada y variada; y cuando esto no es posible o tenemos un déficit recurrimos a los suplementos de hierro, potasio o magnesio en HSN, por citar algunos.

Por su parte, tenemos 13 vitaminas, todas ellas nutrientes esenciales: nuestro cuerpo es incapaz de sintetizarlas por sí solo, así que tendremos que conseguirlas vía alimentación o vía suplementación. Se dividen en dos grupos, las vitaminas hidrosolubles, que se disuelven en agua, y las liposolubles, que se disuelven en ácidos grasos. La vitamina C y las ocho vitaminas que conforman el complejo vitamínico B son hidrosolubles, mientras que las vitaminas A, D, E y K se disuelven en los ácidos grasos.

La importancia de los micronutrientes

El desconocimiento de los minerales o de las vitaminas y sus funciones hace que no siempre les prestemos la atención necesaria. Así, los minerales son esenciales para algunas funciones del cuerpo entre las que destacan la coagulación sanguínea, el mantenimiento de los tejidos, la contracción de los músculos o las reacciones enzimáticas. Pero no son independientes de otros nutrientes, ya que la presencia -o ausencia- del resto de nutrientes y la situación fisiológica del individuo permitirán una mejor o peor absorción y aprovechamiento de los minerales.

Eso sí, deben tomarse en su justa medida. Tanto el déficit de minerales como un exceso de los mismos nos puede provocar problemas de salud, y es algo que deberíamos controlar. Por suerte, hay una enorme cantidad de alimentos que nos aportará la cantidad necesaria de minerales para que el cuerpo funcione bien, tanto alimentos de origen vegetal como de origen animal. Los lácteos, carnes y algas, frutas y vegetales de hoja verde son los ejemplos más habituales, pero incluso el agua nos aporta calcio, magnesio, yodo, flúor y cobre.



Una cosa similar pasa con las vitaminas, que se pueden obtener de distintos alimentos pero en cada uno de ellos aparecen en diferentes concentraciones, y no todos los alimentos contienen las 13 vitaminas que existen; pero el cuerpo no las produce. Juegan un papel crucial en el funcionamiento celular, el crecimiento y el buen desarrollo del organismo, y para el bienestar general del cuerpo. Y, como en el caso de los minerales, un déficit puede provocarnos problemas de salud pero un exceso de vitaminas puede llegar a ser tóxico.

En caso de presentar algún déficit vitamínico lo podemos solucionar a través de la suplementación, con los complejos multivitamínicos que siempre se pueden acompañar de algún suplemento de una sola vitamina. Los expertos en nutrición hablan de ellos como si fuesen un “seguro de salud”, ya que cada vitamina tiene una función y unos aspectos específicos para el cuerpo, de forma que los complementos que incluyen diversas vitaminas nos permiten aprovechar todos los beneficios de las mismas, desde reforzar el sistema inmune a reducir la fatiga o fortalecer el músculo.