Cómo influye la salud bucodental en el deporte

El deporte y la salud de tus dientes

Aunque no lo parezca, la práctica de deportes y la salud bucodental están estrechamente unidas. Tanto que muchos de los problemas que tenemos en la boca pueden estar derivados precisamente de la práctica deportiva, al tiempo que un mal cuidado de la boca puede influir negativamente en nuestro rendimiento al practicar un deporte, por mucho que a veces nos cueste encontrar esa relación.

Factores como los hábitos alimentarios de los deportistas, el esfuerzo del entrenamiento o el propio estrés fruto de ese ejercicio físico nos pueden causar problemas, de ahí la importancia de acudir a profesionales como los de Abaden Dentistas para hacernos una revisión anual.

Deporte y caries

Teóricamente, el deporte está asociado a unos buenos hábitos alimenticios, a dietas donde el azúcar y elementos similares que pueden dañar tu dentadura no tienen cabida. Esto es así, pero también hay que valorar cuestiones como un consumo mayor y más frecuente de hidratos de carbono que el del resto de la población y de bebidas energéticas muy ácidas que pueden acabar dañando los dientes. Y una de las consecuencias más habituales de estos hábitos que no acaban de ser los mejores es la aparición de las caries.

Los batidos de proteínas, las bebidas isotónicas o los zumos envasados también favorecen la aparición de caries o erosión dental, problemas que también pueden causar hipersensibilidad dental. Otro aspecto interesante es la respiración bucal. En el día a día no solemos recurrir a ella, pero al hacer deporte sí que solemos respirar por la boca. Junto al estrés asociado al deporte y la pérdida de líquidos se reduce la cantidad de saliva, lo que también es un factor de riesgo para la aparición de estos problemas de salud bucodental.

Muchas veces estos alimentos son imprescindibles para la recuperación del deportista, así que no se pueden sustituir. Tampoco cambiaremos nuestra manera de respirar así que la mejor manera de evitar estos problemas es la prevención. Ya hemos hablado de la importancia de hacerse al menos una revisión bucal al año, pero también deberíamos cepillarnos los dientes después de cada comida, utilizar seda o hilo dental, buscar las isotónicas con menos azúcares o hidratarnos muy bien, en especial durante el entrenamiento.

El bruxismo

Otra de las consecuencias del estrés puede ser el bruxismo, más conocido como el rechinar de los dientes. Puede ser diario o nocturno -este es más difícil de solucionar-. Quienes lo padecen aprietan los dientes, muchas veces inconscientemente, lo que provoca cierto desgaste en las piezas dentales.



A corto plazo, el bruxismo, por ejemplo, puede provocar dolores de cabeza que pueden influir negativamente en la práctica del deporte. Además de contracturas que nos dificultarán controlar la cabeza, el cuello o los hombros, con repercusiones en la práctica del golf, tenis y deportes similares. Los problemas en la mandíbula también reducen el paso del oxígeno, y las caries y otras inflamaciones pueden incluso llegar a afectar el descanso de los deportistas...

 A largo plazo, puede provocar importantes lesiones dentales y problemas en la encía (como la recesión gingival), y el uso de protectores o férulas es una de las soluciones. Una ortodoncia también puede ayudar a los deportistas, y a cualquier otra persona, a solucionar los problemas de bruxismo.

Otras patologías

A las caries o el bruxismo se suman otras enfermedades, como la erosión dental, la enfermedad periodontal o los problemas oclusales, sin olvidar el riesgo de traumatismo en deportes como el rugby, balonmano, judo, etc.

Una de las soluciones que los deportistas utilizan para evitar daños en su dentadura en deportes de riesgo son los protectores bucales (aparatos flexibles intraorales que protegen los dientes, la boca y la mandíbula). Cabe resaltar que, aunque los protectores bucales se pueden comprar en tiendas, los mejores son los que han sido hechos a medida para la boca por un odontólogo.

Todas estas patologías pueden afectar al rendimiento deportivo. Por ello, conviene visitar al dentista al menos una vez al año y asegurarnos de que tenemos la boca en perfecto estado.