Los efectos de estas aguas en el cuerpo humano, no son iguales en todos los casos. Los especialistas los suelen dividir en tres funciones diferentes: física, biológica y química.
Cuando se mantiene cierta constancia en esta práctica, tiende a haber una mayor producción de endorfinas y se regulan las funciones glandulares. Todo ello debido al consumo de minerales a través del cuerpo. Las aguas aumentan su temperatura, eliminando gérmenes y disolviendo toxinas.
El metabolismo también ve reflejados sus efectos, ayudando a la digestión y el cuidado del hígado. Su uso frecuente también actúa sobre el sistema nervioso, proporcionándole una sensación de relajo y tranquilidad.
En algunos casos, los baños termales han sido útiles para complementar los tratamientos de enfermedades como la diabetes, la obesidad y la gota, así como problemas de circulación y enfermedades ginecológicas crónicas. El tiempo ideal para conseguir los efectos deseados sobre el organismo, deberán ser entre 15 a 20 días.