Dedicar unos minutos al yoga cada mañana, antes de afrontar una dura jornada, es la mejor manera de ponerte en marcha con un extra de energía positiva que hará que afrontes cualquier situación con buen ánimo y paz interior. Empieza el día practicando estas posturas de yoga y notarás la diferencia.
Se trata no solo de abrir los ojos sino también la mente. La respiración profunda, los estiramientos para aumentar la flexibilidad, los movimientos que combinan equilibrio y relajación son la base de estas asanas de yoga para iniciar la jornada con tranquilidad, con actitud positiva e incluso con mejor humor.
Si te levantas desganada y con esa desagradable sensación de tener que enfrentarte a un montón de problemas, dedica unos minutos al yoga y lograrás deshacerte de cualquier pensamiento negativo. Salir a la calle con más energía, sintiéndote ágil físicamente y en armonía con todo lo que te rodea, te llevará muy poco tiempo y te aportará grandes beneficios.
La mejor rutina de yoga matinal
La primera postura básica del yoga matinal no puede ser otra que el saludo al sol. De hecho, son muchos los beneficios de hacer el Saludo al Sol cada mañana. Su propio nombre encierra el sentido de la vida que guarda el yoga. Nos despertamos y saludamos al astro rey porque somos parte del Universo y de su energía. Poder darle los buenos días al sol ya es el primer motivo para sentirnos bien.
Tanto si quieres adelgazar rápido haciendo yoga como si buscas comenzar el día con las pilas bien cargadas, te proponemos más asanas de yoga suaves para empezar el día con buen pie:
Saludo al sol
De pie, con el cuerpo y la cabeza erguidos pero sin tensión, coloca tus manos a la altura del pecho en posición de rezo (palmas juntas). Inspira profundamente mientras elevas los brazos hasta situarlos por encima de tu cabeza. Arquea ligeramente la espalda hacia atrás, sin forzar, notando el movimiento de tus vértebras. Vuelve a la posición inicial o si lo prefieres, completa la postura flexionando el tronco hacia adelante, intentado que el pecho toque las rodillas pero de manera relajada, dejando que tu cabeza y brazos cuelguen.
Repite el saludo 3 – 5 veces y continúa con las siguientes posturas de yoga al levantarte, ideales para meditar, aumentar tu flexibilidad y lograr que tu energía positiva “despierte” y fluya.
El árbol
Para realizar esta postura de yoga matinal debes colocarte en posición vertical, separa tus pies hasta colocarlos a la atura de tus caderas. Las manos juntas delante del pecho (rezo). Inspira mientras elevas tus brazos y también, lentamente, sube tu pierna derecha hasta tocar con la planta del pie la pantorrilla de la izquierda. Se trata de mantener la postura y el equilibrio. Abre bien la pierna que tienes elevada y apoya tu peso en la contraria. Si dominas el yoga, puedes hacer el árbol subiendo tu pierna hasta situarla a la altura del muslo (más difícil mantener el equilibrio). Relájate, concéntrate en la propia asana eliminando pensamientos negativos sobre los posibles problemas que, tal vez, te traerá el nuevo día.
Gato-vaca
Resulta una postura de yoga para hacer por la mañana, ideal para estirar tu columna y sentir todo tu cuerpo. Colócate en la esterilla con las rodillas y las palmas de las manos apoyadas en ella (cuatro patas). Inspira mientras “tiras” de tu espalda hacia arriba buscando la postura cóncava. Mete las caderas e inclina ligeramente la cabeza hacia adentro (barbilla a la nuca). Aguanta unos segundos y suelta lentamente el aire mientras persigues la postura contraria, es decir, espalda convexa y barbilla hacia arriba.
La cobra
Continuando con los estiramientos, haz esta postura de yoga para iniciar tu día con las cervicales como nuevas. Tumbada boca abajo, apoya las palmas de las manos en el suelo, a la altura de tus hombros y levanta el tronco sin despegar el abdomen. Trabajas la espalda y toda la zona del core "abriendo" tus músculos pectorales y liberando energía de tu interior.
El grillo
También llamado el puente. Este ejercicio de yoga matinal equilibra al anterior. Tumbada boca arriba con las rodillas flexionadas, eleva las caderas apoyándote en tus hombros sin generar tensión en el área de la nuca. Inspira al subir y expira en el descenso.
