¿Quién no se despierta por la mañana pensando ya en la siesta que se va a echar después de comer? Os mentiría si dijera que yo no. En España es muy típica esa cabezadita de después de comer, esa ya denominada como siesta ibérica. Y yo, como buena española, soy muy dada a sus tradiciones y costumbres. Me defino como la fan número 1 de las siestas. Pero ¡ojo! Tampoco se nos puede ir de las manos. La siesta de breve duración sí supone un hábito "saludable".
Según estudios realizados, dormir siestas todos los días durante más de media hora no es saludable. Si duermes más de 30 minutos corres el riesgo de entrar en un sueño profundo y luego, al despertarte, te sentirás cansado y un poco aturdido. ¿Qué hacer para no alargar demasiado ese descansito tanto físico como mental? Para empezar a acostumbrar a tu cuerpo a controlar el sueño, ponte la alarma a una determinada hora hasta que tanto tu cuerpo como tu mente aprendan a autoregular la siesta.
Eso sí, no es recomendable echarse una siesta 3 horas antes a la hora de acostarse, ya que puede trastornar nuestro sueño nocturno. El mejor horario para echarse una siesta es entre las 13:00 y las 15:00 horas, debido a que en esa franja horaria, es cuando el nivel de energía disminuye aumentando así la melatonina.
¿Qué beneficios tiene dormir una siesta? Pues, retomar sueño atrasado, aumentar la productividad y ser más creativos, es bueno para el rendimiento mental y las capacidades de concentración, atención y reacción. La siesta deja al cuerpo en un estado relajado, en una especie de estado zen, ayudándonos a disminuir los efectos del estrés diario.
Una siesta corta prolongará tu bienestar durante la jornada. En definitiva, lo bueno si breve dos veces bueno.
