Efecto afterburn: ¿cómo incluirlo en tu entrenamiento?

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Aún no tenemos un conocimiento científico total sobre dicho proceso: ‘Aferburn’. Metabolismo acelerado y su correspondiente consumo energético post-ejercicio a unos niveles superiores a los basales. Lo que sí podemos saber de forma empírica es que tras una sesión de entrenamiento intensa las horas posteriores al entrenamiento en referente a sensaciones, discrepan mucho de lo que conlleva una sesión de mantenimiento suave.

Veamos a través de este artículo en qué consiste el famoso ‘afterburn’. Os sorprenderá el hecho de que no solo se trata de los procesos beneficiosos de entrenar durante un tiempo determinado, también, de adaptaciones posteriores a muy corto plazo.

¿Qué es el efecto afterburn?

También conocido como EPOC (Excess Post-Exercise Oxygen Consumption, es decir, Exceso de Consumo de Oxígeno tras el Ejercicio). Pues, como hemos explicado, nuestro cuerpo sigue consumiendo recursos tras una sesión de cierto impacto.

Este hecho podría promover una mejora en referente a los niveles de grasa, pues, el catabolismo producido tras la sesión no termina al abandonar la sala, perdura hasta llegar a niveles homeostáticos. Por consiguiente, de forma empírica, no realizamos una ingesta excesiva las horas posteriores, nuestro cuerpo recurrirá a su reserva principal para actividades continuas como los propios hábitos rutinarios: las reservas de grasa.

Aspectos que deberías tener en cuenta sobre el efecto afterburn

Las sesiones en sí que provoquen el ‘afterburn’ no solo deben de ser intensas, también deben de tener un aumento en carga, volumen variabilidad e intensidad con respecto al tiempo y la mejora de estado físico. En este artículo encontrarás algunos ejercicios de cardio para mejorar tu afterburn.

De lo contrario, las adaptaciones producidas no implicarán que dicho estímulo superior os lleve a ese consumo extra post-ejercicio. Cuanto más intensa es la sesión, se supone que mayor es el efecto ‘Afterburn’. Además de esto, el efecto ‘Afterburn’ decrece tal y como avanza el tiempo post-ejercicio, al cabo de varias horas, el cuerpo se estabiliza volviendo a sus niveles normales en materia de consumo energético y demanda de oxígeno.

Cada persona es única al igual que su estado físico

No poseemos un mecanismo para pautar unos rangos óptimos para lograr el ‘afterburn’ ni para lograr unos niveles adecuados de ‘afterburn’; lo que sí podemos saber es que superada cierta intensidad, llamémosla ‘grosso modo’ alta para cada sujeto específico. Provocaría la existencia de dicho proceso.



Por ello, aún no podemos determinarlo con exactitud para cada persona, teniendo cuenta edad, sexo, factores ambientales, estado físico, fatiga previa, y una larga lista de etc.

¿Cómo incluirlo en tu entrenamiento?

Realmente no es un factor pautable en el entrenamiento, más bien una consecuencia del mismo, y, sobre todo, una consecuencia posterior a una demanda de oxígeno en cuestión que repercute hasta las 24-72 horas posteriores. Por ello, la clave se basa en llegar a un límite físico sin poner en peligro vuestra salud. Una buena podría ser aplicar un entrenamiento conjunto entre cargas altas, funcional y cardio, sin preocuparnos que haya interferencia entre ellos si somos practicantes no profesionales.

Dicho esto, imaginemos una sesión de mínimo 45 min. Con periodos de recuperación acortados, intentando llegar al fallo muscular en entrenamiento de cargas externas y en cardio un trabajo de intervalos, moviéndonos entre las 120-150 ppm. O incluso una clase colectiva de bodypump o cardioboxing.

Las posibilidades son muy amplias, el único patrón es mantener una duración interesante sumada a una intensidad comprometida. Y es que no poseemos un conocimiento total del ‘Afterburn’. Los científicos del deporte no siempre podemos guiarnos por un estamento totalmente veraz sobre el entrenamiento. Pues, aún hay factores que se nos escapan. Y lo que hoy es válido, mañana cambia totalmente.

Por ello, debemos de ser flexibles y decir, que en tema de hoy ‘Afterburn’ poseemos ‘algunas pistas en el camino’ y no por ello dejan de ser válidas; sin embargo, no podemos hablar con total seguridad sobre dicho tema.

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Sobre el autor

Rubén Guzmán (entrenador de musculación y fitness)

Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla, España) en 2013. Experiencia práctica diaria en Centros Deportivos (como usuario) y acondicionamiento físico-Fitness (colectivo e individual). Entrenador Nacional de Musculación y Fitness desde 2007 (Escuela Nacional de Entrenadores-Federación Española de Halterofilia). Experiencia profesional como entrenador personal, instructor deportivo, preparador físico y monitor de Body-Pump, Muay Thai y Kick Boxing. Fue becado por el Vicerrectorado de Deporte al mérito académico por la Fundación Universidad Pablo de Olavide y, en la actualidad, es Miembro ANECAFYDE (Consejo de delegados de Facultades del Deporte, España) y ejerce como Entrenador Personal y Coach Psicológico. En la actualidad, trabaja como entrenador personal en la Comunidad de Madrid, España.


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