El impacto que produce el ejercicio en nuestro cuerpo, en huesos y articulaciones, es un concepto importante que hay que tener en cuenta a la hora de decidir practicar una actividad determinada. Conoce cuáles son los deportes de alto y bajo impacto y cómo inciden en tu salud y en tu forma física.
Al andar, correr o saltar nuestros pies se separan unos segundos del suelo y, al volver a pisar, reciben, con fuerza multiplicada, todo el peso del cuerpo al caer. Ese impacto, más o menos intenso, y sus repercusiones en los tendones y ligamentos de tobillos o rodillas y en estructuras óseas como la cadera o la columna vertebral, es el que hace que un deporte sea considerado de mayor o menor impacto.
Consejos para elegir entre ejercicio de alto o bajo impacto
La edad, la condición física general y la presencia o no de determinadas dolencias o circunstancias puntuales, como una lesión o el hecho de estar embarazada, son factores que hay que considerar antes de optar por unos ejercicios o por otros. En general, los deportes de bajo impacto son aquellos que no implican un contacto brusco con el suelo al pisar. Caminar, montar en bici o nadar son tres de las actividades que se incluyen en esta categoría junto a otras disciplinas como el Pilates o el Tai chi.
Hay que matizar que el hecho de ser de bajo impacto no quiere decir que no puedan ser un ejercicio intenso. El ciclismo o la natación son deportes que pueden practicarse al más alto nivel y llegar a ser realmente exigentes. Quemar calorías y grasas, desarrollar musculatura y obtener una óptima forma física es tan posible con ellos como con los deportes de alto impacto. En realidad, la diferencia importante radica únicamente en el grado de fuerza con la que nuestros pies pisan una y otra vez una determinada superficie.
(ESB Professional) || Shutterstock
En cambio, toos aquellas actividades que impliquen salto o carrera, como el running, el tenis o los deportes en equipo (fútbol, baloncesto, voleibol…) son deportes de alto impacto cuyos efectos han de tenerse en cuenta especialmente en determinados casos, por ejemplo:
- Si el médico lo desaconseja por enfermedades o dolencias articulares o relacionadas con la columna (dolor lumbar, escoliosis…), ya que un alto impacto podría agravarlas.
- Si existen problemas de mala pisada. Apoyar el pie correctamente es básico en deportes de contacto brusco y continuado con el suelo. Si hay un apoyo deficiente, es importante corregirlo antes de practicar deportes de fuerte impacto para evitar posibles daños en dedos, talones o arco del pie.
- Si te estás recuperando de una lesión o retomas la actividad deportiva después de una larga temporada sin hacer ejercicio. En general, los deportes de alto impacto requieren una mínima forma física y, si eres principiante, mejor empezar por un deporte de bajo impacto. Si prefieres uno de alto, recuerda que siempre deberás iniciar la actividad con las debidas precauciones, incrementando el esfuerzo de manera progresiva.
¿Qué ejercicio es el más recomendable, el de alto o el de bajo impacto?
No hay deportes “buenos” y “malos”. La actividad física siempre resulta saludable si se elige la adecuada en cada caso y se realiza al nivel apropiado. De lo que se trata es de aprovechar los múltiples beneficios que supone hacer deporte y nunca convertir el ejercicio en un reto que ponga en riesgo la propia salud.
Si no existe prescripción médica que lo desaconseje, puedes optar tanto por deportes de alto impacto como por aquellos de impacto medio, bajo o nulo. No siempre es necesario elegir. Buena idea es también combinarlos en sesiones alternas de entrenamientos cruzados: running + natación, crossfit + ciclismo, entreno aeróbico en el gym (saltos, cinta de correr, stepping…) + senderismo… solo en aquellos casos en los que exista alguna razón que limite la práctica deportiva, de manera temporal o definitiva, deberás decidirte por los deportes de bajo impacto, con los que también podrás cuidarte y mantenerte en plena forma.
