Tras leer el título de este artículo quizá estés pensando por qué un portal dedicado al fitness nos muestra las razones por las que no deberías hacer ejercicio. Pero la realidad es que tan importante es hacer ejercicio como no hacerlo cuando no es conveniente para nuestro cuerpo. Seguro que no necesitas saber las razones para hacer ejercicio porque ya las conoces. Por eso, ahora te mostramos en qué casos no debes practicar ejercicio, es decir, en qué situaciones en las que el exceso de deporte puede llegar a ser muy dañino para el organismo.
¿En qué situaciones no deberías hacer ejercicio?
El hecho de que el deporte sea bueno para nosotros no es una novedad para nadie, pero ¿qué hay de las razones por las que no deberías hacer ejercicio? Por supuesto, existen varios motivos para no hacerlo y aquí os los mostramos:
1. Estás lesionado
A veces observamos a personas acudir al gimnasio con el brazo en cabestrillo, o personas con una cojera bastante aparente arrastrarse por las salas del centro deportivo. A muchos de nosotros nos han enseñado el dicho de “Sin dolor no hay ganancia”, algo que se aplaude culturalmente pero que es totalmente absurdo. El dolor es importante porque nos informa sobre nuestro cuerpo, y hay dos cosas que nunca debes hacer: ignorar las lesiones o las agujetas y seguir entrenando.
Cuando el dolor aparece, tu cuerpo te está diciendo que debes parar. La próxima vez que el dolor se presente, haz lo correcto: detén el ejercicio y pon atención a las señales que te envía tu cuerpo.
2. Tienes fiebre
Si tienes fiebre, quédate en casa y descansa. La fiebre muestra que el sistema inmunológico del cuerpo está luchando contra una infección, por lo tanto no es momento de lidiar también con el estrés por el ejercicio. Si te ejercitas de todos modos, debes estar muy alerta a tu temperatura corporal y la hidratación, ya que los líquidos corporales disminuyen cuando tienes fiebre. Probablemente tampoco conseguirás hacer un gran entrenamiento, ya que la fiebre aumenta tu ritmo cardíaco en reposo, lo que te lleva a un entrenamiento menos efectivo.
3. Intentas evadirte de los problemas personales
Nuestra salud y bienestar debe estar en lo alto de la lista de prioridades de nuestra vida, pero nuestro cuerpo no es más importante que tu familia, tus seres queridos y el trabajo. En 2008, se estableció que 150 minutos semanales de ejercicio moderadamente intenso mostraban "beneficios sustanciales para la salud" y que los que realizaban 150 minutos semanales de ejercicio (en comparación con los que no lo hacían) tenían un 20% menos de muerte prematura. Pero, si alguien triplicó ese nivel mínimo, entonces su riesgo de morir prematuramente sólo obtuvo un 4% adicional.
Si disfrutas del ejercicio y tu estilo de vida lo permite, entonces haz ejercicio una o dos horas al día. Pero si tu vida no te lo permite, en lugar de pasar incontables horas en el gimnasio, intenta realizar solo veinte minutos de ejercicio y aun así obtendrás beneficios para la salud.
4. Estás cansado porque no has dormido lo suficiente
Un entrenamiento matutino puede ser justo lo que necesitas después de una noche inquieta para aumentar tu nivel de energía y prepararte para afrontar día. Pero si te sientes algo más que cansado, hasta el punto de no poder funcionar, omite el ejercicio y consulta con tu médico. No dormir bien, la fatiga extrema o persistente puede ser un signo de enfermedad.
No dudes en consultar con tu entrenador personal o con tu médico en qué caso no deberías hacer ejercicio. Recuerda que si estás enfermo o lesionado, la mejor opción es aplazar el entrenamiento para otro momento en el que estés totalmente recuperado y te sientas con energía para mejorar tu rendimiento.