Además de los beneficios orgánicos que ofrecen las aguas termales, cabe destacar los efectos positivos que generan en la piel de la persona.Generan aportes importantes en los tratamientos dermatológicos y de algunas afecciones cutáneas.
Sus beneficios pueden estar expuestos a ciertas variaciones según la terma y la cantidad de sales que tienen las aguas. La mayor concentración de éstas, favorece a la hidratación, siendo positivas para las personas de piel seca o que sufren cierto tipo de dermatitis.
Sus componentes tienen funciones específicas en el cuidado cutáneo. El hierro ayuda a combatir a las afecciones de la piel y sirve de complemento para las dietas. El fluor posee una acción antiséptica y el zinc es recomendado para combatir el acné. Una amplia gama de productos para el cuidado de la piel son producidos en base a las aguas termales.